Este Camino discurre casi en su totalidad entre campos de olivares, aproximándose en su mitad norte al río Guadalimar, lo que permite disfrutar de unas exuberantes vistas. El recorrido está salpicado por numerosos viaductos y túneles que sortean abruptos barrancos y elevadas lomas.
El Camino comienza en las proximidades de la estación de ferrocarril de Linares-Baeza, en el paraje de Arquillos (Linares), y finaliza en el paraje de Horcajo (Begíjar) y tiene poco más de quince kilómetros con un recorrido muy cómodo, tanto para viandantes como para ciclistas, debido a la ausencia de fuertes pendientes.
La pedanía Estación Linares-Baeza se encuentra situada a pocos kilómetros al sureste del municipio de Linares y en la margen derecha del río Guadalimar. Esta pequeña población ha sido siempre conocida por su estación de ferrocarril, lo que la convierte en una zona de paso, partida o destino de decenas de trenes que la atraviesan diariamente. De alguna manera, esta localidad está ligada al romanticismo de este singular medio de transporte y, desde su fundación, han sido miles los viajeros que por ella han pasado.
El Camino transcurre entre paisajes de ribera, vega y olivares. En la mitad norte del recorrido puede observarse en la lejanía cierta actividad industrial asociada al cultivo del olivo (principalmente almazaras) y una importante azucarera.
La ruta se inicia aproximadamente a un kilómetro al norte de la Estación de Linares-Baeza junto al viaducto, de planta curva y 235 metros de longitud, que nos permite cruzar el río Guadalimar. Desde este puente se divisa, aguas arriba, una antigua central hidroeléctrica y el azud que deriva el agua hacia la misma. Aguas abajo, se divisa la estación de Linares-Baeza en la margen derecha del río, el puente de la N-322 y las obras de la futura autovía.
Una vez atravesado el viaducto, el Camino se desarrolla en el margen izquierdo del río. Continuando el recorrido, tras pasar bajo la futura autovía, a 1,3 kilómetros aproximadamente, se llega a una antigua almazara, donde se pueden observar algunos de los elementos que componen este tipo de instalaciones, como grandes depósitos y silos, además de diversa maquinaria.
A escasos metros de la mencionada almazara y una vez atravesado el paso bajo la carretera N-322, observamos un ejemplar de morera (Morus sp.) que destaca por su gran porte. En adelante, y durante un largo tramo, el Camino discurre entre olivares y campos baldíos, desde donde se divisan al oeste paisajes típicos de la zona, donde se entremezclan campiñas con olivares e instalaciones asociadas a los aprovechamientos agrícolas de la zona.
A continuación encontraremos una pasarela que nos permitirá cruzar el arroyo Pichingo, desde la que podemos observar el antiguo sifón y llegar a nivel de la antigua carretera N-322a. Tras cruzarla con precaución seguiremos hasta otra pasarela que nos permitirá cruzar el arroyo del Pozo y a pocos metros deberemos volver a tener precaución para cruzar a nivel la carretera JV-3043 que une la Estación de Linares Baeza con Lupión y Begíjar.
A unos 3,5 kilómetros desde del inicio, tras cruzar el arroyo de Ibros por un viaducto del ferrocarril llegaremos al primero de los numerosos túneles que se pueden encontrar durante el recorrido. En este túnel se ha instalado iluminación para facilitar el paso por su interior. A la salida, el Camino comienza a aproximarse a la ribera del Guadalimar, hasta llegar al lugar donde se observa el cauce del mismo, en el borde del camino. Desde el puente, en ocasiones, pueden observarse, en la margen opuesta, a galápagos leprosos (Mauremys leprosa) tomando el sol sobre la arena y en el mismo borde del agua. La vegetación en esta zona también es exuberante, entremezclándose alamedas blancas (Populus alba), olmedas (Ulmus minor) y tarayales (Tamarix sp.).
Continuando por el camino que ahora discurre en paralelo al río, se atraviesa por otro viaducto del ferrocarril el arroyo de Valdeparra, y junto a él encontramos un área de descanso, justo antes del segundo túnel de la ruta (también iluminado). Tras pasar el túnel, seguimos el camino que sigue discurriendo en paralelo al río, hasta llegar al segundo área de descanso, desde donde podemos divisar al Oeste, al otro lado del río y en la lejanía unos cerros donde se ubican, en su punto más alto, las ruinas de la antigua ciudad de Cástulo y el Torreón de Santa Eufemia.
Las madrigueras de conejo (Oryctolagus cuniculus) también comienzan a resultar bastante comunes en los taludes del camino.
A partir de aquí, el Camino comienza a alejarse del río Guadalimar para discurrir casi en paralelo al trazado del nuevo ferrocarril en dirección a Baeza, ascendiendo desde los 330 metros en plena vega del Guadalimar hasta los 440 metros y abrirse paso entre los extensos campos de olivos, que delatan la principal actividad económica de la zona. Además de los olivos (Olea europaea), se pueden encontrar diversas especies silvestres representativas de este entorno, tales como higueras (Ficus carica), retamas (Retama sphaerocarpa) y lentiscos (Pistacia lentiscus).
A lo largo del siguiente tramo resulta curiosa la presencia de una planta colonizadora, cuyo fruto “dispara” las semillas cuando es sacudido. Ésta es conocida comúnmente como pepinillos del diablo (Ecballium elaterium), ya que su fruto parece un pequeño pepino.
Continuando el camino llegaremos a otro mirador situado en el tercer área de descanso y seguidamente pasaremos por un puente sobre la carretera de Lupión a la población de Guadalimar. Recorridos unos ocho kilómetros, ya en las proximidades del pueblo de Guadalimar, el Camino discurre a escasos 200 metros del casco urbano, pero separados por el nuevo ferrocarril. En algunos puntos destacan formaciones vegetales bastante curiosas de sisca fina (Saccharum ravennae) y tarayales en los taludes.
A partir de aquí el Camino discurre íntegramente entre un paisaje homogéneo de campos de olivares. Tras cruzar un viaducto sobre el río Lupión, llegaremos al tercer túnel (también iluminado), y poco después encontraremos un área de descanso.
Nada mas pasar bajo un puente, nuestro camino se ve interrumpido al llegar a la carretera JA-4103 de Lupión a Torreblascopedro, y si queremos proseguir debemos extremar la precaución por existir una curva próxima que tiene una visibilidad muy reducida y resulta peligrosa.
En el siguiente tramo del Camino, al otro lado de la carretera, el paisaje continúa siendo fundamentalmente de olivos. Después de pasar el cuarto túnel (también iluminado) encontraremos otro área de descanso.
Atravesando otros tres túneles, estos sin iluminar por ser más cortos, llegaremos a un área de descanso situada a 15,25 kilómetros del inicio, donde finaliza el Camino. Aquí podemos descansar y reponer fuerzas para el regreso.
La estación ha perdido mucha actividad de trenes desde el año 1992, con la inauguración de la línea del AVE Madrid-Sevilla. Por ella pasaban todo tipo de trenes con los destinos andaluces. Hasta entonces, pasaban al menos 40 trenes diarios de pasajeros y hoy pasan unos 18.
En cuanto a mercancías, la estación mantiene cierta importancia al estar prevista la construcción de un puerto seco, aunque este proyecto está sufriendo reiterados retrasos por falta de inversión.
Próximamente, pasará la línea de alta velocidad Madrid-Jaén, que se encuentra con varios tramos en obras y uno en servicio (en ancho ibérico). De las numerosas estaciones que servían a la ciudad de Linares, es la única que ha sobrevivido. Antiguamente se llamaba estación Baeza-Empalme.
Actualmente, esta estación es cabecera de la línea 71 de trenes de Media Distancia Renfe, línea Granada-Linares-Baeza.
Como consecuencia del "Plan de colonización de la Provincia de Jaén", surge Guadalimar, pedanía construida por los Ministerios de Obras Públicas y Agricultura entre los años 1954-1958, en la Vega que lleva su nombre, término de Lupión.
Fue diseñado por el arquitecto José A. Corrales Gutiérrez con 154 viviendas de obreros agrícolas, escuela, iglesia, edificios administrativos, dos viviendas de maestro, comercio y vivienda del comerciante. Fue inaugurada personalmente por Franco en 1961, llamándose en sus principios y hasta hace poco "Guadalimar del Caudillo". Desde entonces, forma parte de Lupión y fue repoblada por medio millar de habitantes pertenecientes a familias de Lupión, Bégijar, Baeza, Ibros, Bélmez, Bedmar, Hornos, Pontones y otros pueblos vecinos.