Este monasterio fue fundado por la Orden Cartujana en el siglo XIV habitándolo durante cinco siglos. Desamortizado en 1835, no fue hasta 1954 cuando la Orden Benedictina pasó a disponer de sus instalaciones, manteniendo a día de hoy su usufructo.
Consta de tres edificios, monasterio, iglesia y palacio, este último reconvertido en hotel. Junto a ellos, los monjes disponían de un extenso terreno para cultivar y desarrollar sus talleres.
El monasterio alberga en su interior un retablo de alabastro isabelino realizado a finales del siglo XV, y está declarado como Monumento Histórico Artístico.